El Suzuki Vitara 2016 es un producto que puede hacer “daño” a sus rivales directos, especialmente a aquellos que tienen variantes con tracción total. Fuera del asfalto sus habilidades más mucho más allá de lo que la mayoría de los usuarios se plantearían, garantizando un uso cómodo y tranquilizador.
Entre las dos mecánicas creo que me quedo con el diesel por una cuestión de agrado de uso, no obligando a recurrir al cambio aunque si el dinero es un problema o va muy justo, es preferible optar por un gasolina con un acabado superior (por ejemplo elegir un 1.6i 16v GLE en lugar del 1.6 DDIS GL). No creo que las prestaciones del gasolina puedan decepcionar a un usuario que se plantea un Captur 0.9 TCe o un Juke 1.6i 16v de precio similar/superior.
La mayor pega del nuevo Vitara está en una presentación interior algo sosa y unos plásticos que no transmiten calidad. Ya he dicho en muchas ocasiones que no es necesario el uso de material gomoso siempre y cuando el duro tenga buen aspecto. En este japonés la parte superior tiene brillos (parece que se ha limpiado con un producto de esos que luego te arrepientes de haber usado), crea reflejos y afea un conjunto con terminaciones correctas. Tampoco los guarnecidos de las puertas transmiten solidez (si haces un poco de fuerza se hunden).
El posicionamiento que ha hecho Suzuki con el Vitara es acertado desde el punto de vista económico. Quizás estén un poco fuera de juego los GLX (aunque llevan mucho equipo, LEDs para cortas incluidos) pero los GL y GLE son competitivos. La tracción total, posible en todos menos los GL, es también una virtud.
En definitiva no sé si Suzuki podrá vender esas casi 4.000 unidades estimadas al año en nuestro país pero sí creo que el Vitara impulsará notablemente las cifras de la firma en nuestro país. Muchas combinaciones de color, posibilidades de personalización también en el interior, buen precio, buen andar y el plus de la tracción total bien lo merecen.