El Volkswagen Jetta actual es un desconocido en Europa y el Hybrid va por ese camino. Resulta difícil encontrarle una justificación. Y es que hay híbridos con un consumo homologado más o menos similar que cuestan mucho menos, como el Toyota Prius, aunque son menos potentes. Al fin y al cabo, la motivación inicial de compra de un híbrido es el bajo consumo en ciudad. También hay híbridos más potentes, como el BMW Serie 3 Active Hybrid que ronda los 300 CV, pero con un precio de casi 60.000 euros no es una alternativa al Jetta. También está el caso del Citroën DS5 Hybrid4 que con un motor diésel, una seudo tracción integral (debido a los motores eléctricos) y un diseño espectacular se impone como el más original de todos los híbridos, pero cuesta 6.000 euros más que el Jetta.
La presencia del Jetta Hybrid en Europa se debe en realidad a una suerte de preparación para la red Volkswagen antes de la llegada del Golf VII Hybrid. Volkswagen lo sabe y no pretende hacer grandes volúmenes con este coche en Europa porque no parece tener un público objetivo. Podría ser un buen taxi, pero su maletero podría resultar algo pequeño en algunas situaciones y, sobre todo, su precio está lejos de ser competitivo con el de un Prius o de un Skoda TDi para ese cometido. Y si bien no responde a una necesidad urbana de un coche amplio, podría responder a la necesidad de un coche que consuma poco en carretera y que se mueva con rapidez. Sí, pero eso nunca ha sido el punto fuerte de los híbridos. Curiosamente, en la gama Volkswagen Jetta hay un modelo idóneo para eso: el Jetta 2.0 TDI 140 y cambio DSG. Y con un precio de 30.310 euros es incluso marginalmente más barato que el Hybrid, que debuta en 31.110 euros y anuncia un consumo medio de 5,3 l/100 km.